viernes, 5 de noviembre de 2010

De noche.


El horizonte se perdió paulatinamente en matices rosa y anaranjado, la luz del día cedió a la noche. Al otro lado del parabrisas total oscuridad, adentro domina una atmósfera verde con los respectivos ámbar de los instrumentos. Ahora dependemos del todo de los sistemas electrónicos, por lo tanto de dos turbinas; Dos turbinas a mis costados que suenan incansablemente. De ellas cuelgan nuestras vidas, ellas nos llevan a través de esta oscuridad. A 28,000 pies de altura las considero mis mejores amigas.

Gerd.

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